La duda, la certeza y el grifo

"Averiado" pensé. Ya no cierra del todo ¿Alguna vez lo hizo?
Las gotas caen al ritmo de las agujas del reloj. 
Lentas. Monótonas. Iguales. 
Tap. Tap. Tap. 

El problema no es lo que suena. El problema es lo que se repite.
El problema es, una y otra vez, lo que no acaba de caer. 
De pronto, la epifanía.
La gota sabe a agua aunque suena como lo haría la duda. 
Tap. Tap. Tap. 
La certeza tiene otro sonido, otra cadencia. 
La certeza chorrea.

"Averiado" vuelvo a pensar. Aterrada. 
Dejar de ser es perder la entidad para convertirse en un espacio vacío e intercambiable.
Lo mismo daría que fuera canilla, animal mitológico,
timón de un barco en plena tempestad o el eufórico giro de una ruleta en el casino.

"Si no funciona ajuste con fuerza" recomienda el manual. 
No para de gotear y entonces, de nuevo, la pregunta.
¿Cuánto habrá que ceder para ajustar?
¿Cuál será el límite del grifo que tengo acá?

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