De deconstrucción y otras yerbas

Deconstruir: verbo que procede del vocablo francés déconstruire y alude a desmontar, a través de un análisis intelectual una cierta estructura conceptual. 

Quizás no estemos advertidos, pero deconstruir es un verbo de proceso.
Contemporáneos a la priorización del resultado, que este significante esté en auge en el discurso (me) genera, al menos, algunas dudas.

Deconstruir, así sin más.
Deconstruir para liberarse, de una vez y para siempre.
¿A los fundamentalistas de la implacable denuncia frente a la romantización, sigue todo esto sin hacerles ruido?

Deconstruir(se) no implica ir por la vida sin ningún tipo de brújula o bandera, mucho menos tiene que ver con erigir monumentos a lo políticamente correcto.

El encontrar en el propio decir, en aquellas palabras que nos nombran, algo que sea necesario desmontar no es posible sin angustia.
Angustia profunda.
Profunda angustia.

Subvertir el lenguaje, trastocar significados.
Desarmar las piezas, otorgarles un sentido.
Barajar y poner las cartas sobre la mesa, jugar(se) en cada mano.
Ganar para inevitablemente volver a perder.

De construirse se trata.
Una y otra vez.
Una y otra y otra vez.
No es sustantivo. Mucho menos adjetivo.
Es verbo y de proceso.

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