Caminaba pensando en peregrinos y (des)encuentros, andaba intentando calcular (inútilmente) aquel líquido que había contrariado a toda lógica, dejando de cesar.
Desafortunado aquel viajero que luego de mucho deambular encuentra aquel oasis del que no hay palabras o referencias ni siquiera en los libros más antiguos.
¿Desafortunado dirás? Desafortunado, diré... de aquel que inmerso en tal infinito remanso olvida hasta la palabra que lo nombra.
A veces recuperar las coordenadas... salir a buscar de forma desesperada nuevamente la sed sea, paradójicamente, el único modo de no sentir que se chorrea infinitamente... hasta enloquecer.-
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