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Se hizo dueño para siempre de si mismo.

Las pulsaciones dejaron de marcar el compás y las agujas no permitieron que se les dieran mas cuerda.

Y aunque ya no había espacio, ni colores, ni más cerca o menos lejos... estaba frente a él.

Se miraba con esa mezcla de conocimiento y extrañeza, como cuando desde tiempos olvidados pasaba cerca de un espejo, caminando despistado y de golpe se encontraba.
Con el miedo que se siente en ese instante en que uno olvida si es o no propio, si le pertenece a ese reflejo o es de otro latir.

-"¿Es ésta la mejor versión de mi?" se preguntó disparándose al alma, sin dejar de mirarse.
- "¿Soy tu mejor versión? Ambos sabemos..." respondió dejando una certeza llena de dudas en el aire. "Acá no hay más de los necesarios para saberlo. Al fin y al cabo estas solo" se dijo.

Y mientras se desintegraba en el aire, ya sin saber en cuantos fragmentos se liberaba, reconoció en el recuerdo de su propia mirada el único juez que importaba.

Su carcajada se convirtió en brisa y alcanzó mi mejilla a través de la ventana y viajando por mi oído me hizo testigo de su secreto. Por ultimo, se agitó lejos llevando consigo la alegría de un niño que después de haber envejecido, descubre la magia.


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