Cuando creí que no podía haber algo que odiara más que el sonido del despertador por la mañana, ahí apareció. El poder de una palabra que moviliza pensamientos, dándole a su dueño la sensación de entender la realidad.
NORMAL..
nOrmaL
normal.

Curioso parámetro que nadie fue capaz de ejemplificarme dejando de lado el sentido común. La neutralidad es tan propia de las ciencias formales que me sorprende la cantidad de veces que la escucho invocar.
Creo que existe una tendencia a utilizar,inconscientemente, normalidad como sinónimo de equilibrio. La noción de equilibrio, respecto a lo empírico, a lo sensible no posee parámetros. Está estructurado de diferente forma en cada persona.
Sumergido en cada parte de nuestro ser, aquello que creemos que nos completa, que forma parte de nuestros valores y forma de encarar los días nos invade de tal manera que nos creemos con el derecho de poder sistematizar lo exterior.
Absurdo y egoísta como pensar que el sol gira alrededor de la tierra. Lo "habitual" asalta las miradas como un cristal que quiere convertir al blanco y negro un mundo pintado de infinidad de valiosos cOlOreS, inimaginables para mi, inimaginables para vos.

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